Mi padre, Paquito, ha decidido entrar en la arena política. Con un modo muy particular de ver el mundo, tomó la determinación de lanzarse como candidato a Gobernador por la Provincia de Alajuela en las próximas elecciones regionales.
Para ello, y luego de una intensa precampaña contra su contrincante Pedro, logró hacerse con la candidatura del recién formado Partido Por la Mitad (PPM). La bandera evidentemente es roja y negra con un león rampante de oro, que lleva una espada desnuda de plata en su garra diestra. Bordura de oro con cuatro lises de azur y cuatro aspas de gules, alternando. Algo pequeño, simple y nada pretencioso (la espada es por si aparece un monstruo para tener con qué defenderse).
Paquito, conociendo como funcionan las famosas redes sociales, de inmediato cambió sus cuentas en Facebook, en Twitter, en Youtube, MySpace, hasta en el olvidado Hi5... Le ha llegado el rumor, que estas redes son importantísimas en las campañas del Siglo XXI y que así ganó Obama muchísimas donaciones.
Cuando uno ingresa a su pérfil, mucho es dedicado a su campaña, a hacerse proselitismo, como es lo natural. ¿Conocen de algún candidato que no se haga campaña?
Pero vieras que tirada... ahora yo no se qué hacer. Aunque creo que sus propuestas son las correctas y que haría un magnífico papel como Gobernador, no puedo apoyarlo, ni siquiera porque es familia...
Tengo una prohibición que data de medio siglo atrás (bien podría ser para los efectos un siglo, o dos, o tres -o en su lugar del siglo uno, del dos o del tres-). Una ley, que aunque algo remozada, en lo absurdo y anacrónico se mantiene idéntica, anula de forma injusta mi libertad de expresión. Limita mi participación política, a tal punto, que ahora no se si borrar a Paquito de mis amigos de Facebook, porque podría interpretarse como parcialidad política.
La cosa es peor de lo que pensaba, casi todos mis amigos han decidido apoyar al PPM. Todos tienen cuentas en Facebook y todos las han puesto al servicio de la campaña. Aunque sean amigos míos y parte de mi red desde hace cinco años, ¿debo eliminarlos para no tener problemas? Me voy a quedar de amigo solo con la cuenta del "Tribunal Supremo de Elecciones", que me informa de cosas interesantes (no siempre), pero no se relaciona conmigo.
Bueno, las calamidades e interrogantes no terminan ahí. Hace poco abrí una página para dar a conocer algunos cabos sueltos que andan por ahí y resulta que don Paquito y todo el PPM se me metieron de amigos ¿debo hacerles la grosería de quitarlos porque están enlazados conmigo y se pasan haciendo política partidista? ¿Estoy violentando la ley mordaza?
Hoy, leo en un editorial de un medio de comunicación, que es impropio para gente víctima de la ley mordaza, tener esta gente enlazada, o dar un "me gusta" a páginas de opinión que de pronto muestren simpatías políticas.
Lo que no entiendo es por qué mencionan, en dicho artículo, a Obama, si justo en estos momentos, el mandatario no se enfrenta a una norma de ese tipo y puede recorrer el país (como de hecho lo hace), pidiendo votos para su partido. Como lo hacen también en Brasil, en Chile, en España, en Alemania, en El Salvador, en Colombia, en Panamá, en Perú, en Paraguay, en Inglaterra, en Italia, en Francia y en tantísimos otros países democráticos del mundo.
Pero bueno, ya dice el dicho "Lex stupida sed lex", la ley es estúpida, pero es la ley. Creo que borraré a mis amistades de Facebook, le daré la espalda a Paquito, renegaré del Partido Por la Mitad y me preguntaré, como tantos pueblos de la tierra aceptan esa barbarie de permitir a sus gobernantes decir de qué agrupación política son. Sin dudas, gentes raras, corruptas, que violentan con sus acciones la pureza del sufragio... ¿verdad?
Para ello, y luego de una intensa precampaña contra su contrincante Pedro, logró hacerse con la candidatura del recién formado Partido Por la Mitad (PPM). La bandera evidentemente es roja y negra con un león rampante de oro, que lleva una espada desnuda de plata en su garra diestra. Bordura de oro con cuatro lises de azur y cuatro aspas de gules, alternando. Algo pequeño, simple y nada pretencioso (la espada es por si aparece un monstruo para tener con qué defenderse).
Paquito, conociendo como funcionan las famosas redes sociales, de inmediato cambió sus cuentas en Facebook, en Twitter, en Youtube, MySpace, hasta en el olvidado Hi5... Le ha llegado el rumor, que estas redes son importantísimas en las campañas del Siglo XXI y que así ganó Obama muchísimas donaciones.
Cuando uno ingresa a su pérfil, mucho es dedicado a su campaña, a hacerse proselitismo, como es lo natural. ¿Conocen de algún candidato que no se haga campaña?
Pero vieras que tirada... ahora yo no se qué hacer. Aunque creo que sus propuestas son las correctas y que haría un magnífico papel como Gobernador, no puedo apoyarlo, ni siquiera porque es familia...
Tengo una prohibición que data de medio siglo atrás (bien podría ser para los efectos un siglo, o dos, o tres -o en su lugar del siglo uno, del dos o del tres-). Una ley, que aunque algo remozada, en lo absurdo y anacrónico se mantiene idéntica, anula de forma injusta mi libertad de expresión. Limita mi participación política, a tal punto, que ahora no se si borrar a Paquito de mis amigos de Facebook, porque podría interpretarse como parcialidad política.
La cosa es peor de lo que pensaba, casi todos mis amigos han decidido apoyar al PPM. Todos tienen cuentas en Facebook y todos las han puesto al servicio de la campaña. Aunque sean amigos míos y parte de mi red desde hace cinco años, ¿debo eliminarlos para no tener problemas? Me voy a quedar de amigo solo con la cuenta del "Tribunal Supremo de Elecciones", que me informa de cosas interesantes (no siempre), pero no se relaciona conmigo.
Bueno, las calamidades e interrogantes no terminan ahí. Hace poco abrí una página para dar a conocer algunos cabos sueltos que andan por ahí y resulta que don Paquito y todo el PPM se me metieron de amigos ¿debo hacerles la grosería de quitarlos porque están enlazados conmigo y se pasan haciendo política partidista? ¿Estoy violentando la ley mordaza?
Hoy, leo en un editorial de un medio de comunicación, que es impropio para gente víctima de la ley mordaza, tener esta gente enlazada, o dar un "me gusta" a páginas de opinión que de pronto muestren simpatías políticas.
Lo que no entiendo es por qué mencionan, en dicho artículo, a Obama, si justo en estos momentos, el mandatario no se enfrenta a una norma de ese tipo y puede recorrer el país (como de hecho lo hace), pidiendo votos para su partido. Como lo hacen también en Brasil, en Chile, en España, en Alemania, en El Salvador, en Colombia, en Panamá, en Perú, en Paraguay, en Inglaterra, en Italia, en Francia y en tantísimos otros países democráticos del mundo.
Pero bueno, ya dice el dicho "Lex stupida sed lex", la ley es estúpida, pero es la ley. Creo que borraré a mis amistades de Facebook, le daré la espalda a Paquito, renegaré del Partido Por la Mitad y me preguntaré, como tantos pueblos de la tierra aceptan esa barbarie de permitir a sus gobernantes decir de qué agrupación política son. Sin dudas, gentes raras, corruptas, que violentan con sus acciones la pureza del sufragio... ¿verdad?
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