Federico Ruiz W.
Politólogo
Lo sucedido el 1 de mayo en la Asamblea Legislativa solo puede describirse como un monumental "berrinche". Una crisis provocada sin ningún sentido y sin ninguna necesidad. Algo tan simple como emitir un voto secreto, contarlo y esperar a ver quién obtenía la mayoría, resultó algo demasiado complicado para muchos.
Soy de la opinión que la sesión transcurrió jurídicamente como corresponde. Si dejamos de lado el circo, el escándalo y los insultos, el proceder de la Presidenta en ejercicio del Congreso, la diputada Saborío, fue correcta.
Basta nada más revisar lo que dice el artículo 201 del Reglamento de Orden y Disciplina de la Asamblea Legislativa, para darnos cuenta que este se siguió al pie de la letra:
"Artículo 201. Procedimiento
Toda elección deberá hacerse por papeletas que contengan los nombres y apellidos de los respectivos candidatos, las cuales no serán firmadas por los votantes. La Secretaría, antes de proceder al escrutinio contará el número de papeletas para verificar si éste coincide con el número de votantes. Hecho el escrutinio por el Directorio, la Secretaría anunciará a la Asamblea su resultado, y el Presidente expresará quién o quiénes han sido elegidos. Para que haya elección se necesita la mayoría absoluta de los votos presentes. El voto del diputado que dejare de elegir o que se retirare cuando se estuviere verificando la elección, se sumará en favor de quien hubiere obtenido el mayor número de votos; pero si resultare empate en la votación y si repetida ésta, diere el mismo resultado, entonces la suerte decidirá a qué personas se adjudican los votos de los que se ausentaren o hubieren dejado de elegir."
La elección para Presidente del Directorio inició con el quórum debido. Se llamó a los diputados a retirar las papeltas, escribieran el nombre del diputado de su preferencia y la depositaran en una urna. Este artículo, al señalar que las papeletas no deben ir firmadas por los votantes, indica que la votación es secreta. Ahí queda resuelto el primer misterio sobre si el acto debe ser o no secreto.
Se critica a la diputada Saborío que sumo 30 votos ausentes a los 26 votos que recibió el diputado Luis Gerardo Villanueva. Nuevamente la Presidenta actuó apegada a la ley, pues el artículo 201 señala que si un diputado se retire cuando se estuviere verificando la elección, ese voto se sumará a la mayoría.
Ahora bien, se dice también que al haber salido 30 diputados en medio de la votación, hay una roptura del quórum y por lo tanto la elección no es válida. Discrepo de tal interpretación por lo siguiente:
1. Como lo indica el artículo 40 del Reglamento, las votaciones son un acto ininterrumpido, por lo que una vez que se inicie una votación, por nada del mundo se puede suspender esta. Ni siquiera por un supuesto rompimiento de quórum.
2. ¿Por qué supuesto rompimiento cuando fue evidente? Porque aun si quien preside en ese momento sabe que no hay la cantidad de personas requeridas para sesionar, este debe hacer un acto formal para llamar a los diputados a que ingresen nuevamente al recinto (artículo 34 del Reglamento) y si transcurridos 15 minutos no se reestablece, se pasa lista para verificar quiénes se encuentran en el salón de sesiones.
Sumando la primera razón, con la segunda, es claro que una votación no se puede suspender por nada del mundo, ni siquiera por motivos de quórum, dado que el acto de votar es absolutamente ininterrumpido.
Por tanto, como la votación empezó con el quórum de ley y fue en el transcurso de esta que un número de diputados abandonó el salón de sesiones, y como es imposible suspender la votación para verificar el quórum, este se debe dar por existente. Además, dado que estamos ante el caso de una elección, debe aplicarse la disposición del Reglamento en su artículo 201, el cual señala que los votos de los diputados que se retiren al momento de una votación se sumarán a quien obtenga la mayoría.
Dicho todo lo anterior, la elección del diputado Villanueva como Presidente es legítima y legal según las disposiciones reglamentarias.
Los alegatos de la oposición al decir que don Luis Gerardo resultó electo solo por 26 votos es culpa exclusivamente de la oposición, pues ellos teniendo mayoría (30 votos), se retiraron del salón de sesiones. La pregunta es simple: si tenían efectivamente mayoría de 30 votos, ¿por qué oponerse al voto secreto y retirarse sin votar?
Si tan consolidados están los 30 diputados, la forma de votar es lo que menos debería preocuparles. Pero la realidad es que no confían en su proyecto, ni en ellos mismos. Clara señal de que esa coalición es fracasará con el tiempo, y que es absolutamente inconveniente para el país.
Ahora bien, una cosa es el deber ser de la norma y otra cosa la realidad. La oposición al retirarse, armar escándalos e impedir que la sesión de instalación del Directorio se realizara con normalidad, mete a la Asamblea en una situación no contemplada en ningúna parte. Si además agregamos que el diputado Villanueva renunció a su elección, el panorama se complica más para poder elegir al Directorio para esta legislatura.
El problema en realidad no debería ser tan difícil de solucionar. Los diputados vuelven, votan de forma secreta por quien quieran, se cuentan los votos y fin de la historia. Sin embargo, dos situaciones se mantienen:
En primer lugar la negativa de la oposición de votar en forma secreta. No me explico cómo es moralmente defendible que se coaccione de diversas formas a los diputados para que voten de forma determinada. ¿Cuándo dejó el voto secreto de ser el más democrático de los medios para elegir? El cuento de los lapiceros con tintas distintas, asesores vigilantes atrás y cambio de curules para que un diputado "marque" a quien tiene a la par, no es democrático. Parece ser olvidan que los diputados, más que representar posiciones partidistas, lo son por la nación, tal como lo indica nuestra Constitución. De ahí que no pueden verse sometidos a presiones para forzarles el voto de una u otra forma.
Aquí deben negociar políticamente las partes, para definir el mecanismo de votación. Sin embargo, este debe ser democrático y asegurar que un diputado emita libremente su voto, sin verse sometido a presiones.
La segunda situación refiere a quién preside la sesión, en vista de que aparentemente no hay nadie. Podrán darse muchas interpretaciones, y yo doy la propia.
Luis Gerardo Villanueva fue elegido ayer Presidente de la Asamblea y aunque en principio él renunció a dicha elección, esa renuncia la debe conocer el órgano que lo eligió (o sea el Plenario). Como este no se ha reunido, la renuncia no se ha conocido y por tanto no se debe tener como efectiva. Por lo menos mientras se resuelve la crisis.
Sin embargo, esto es políticamente inviable. La oposición no volverá a sesionar mientras Villanueva esté y tendrá que buscarse otra solución, aunque dudo que haya forma que esto se resuelva en la Asamblea. Habrá que ver las salidas imaginativas que salgan.
Politólogo
Lo sucedido el 1 de mayo en la Asamblea Legislativa solo puede describirse como un monumental "berrinche". Una crisis provocada sin ningún sentido y sin ninguna necesidad. Algo tan simple como emitir un voto secreto, contarlo y esperar a ver quién obtenía la mayoría, resultó algo demasiado complicado para muchos.
Soy de la opinión que la sesión transcurrió jurídicamente como corresponde. Si dejamos de lado el circo, el escándalo y los insultos, el proceder de la Presidenta en ejercicio del Congreso, la diputada Saborío, fue correcta.
Basta nada más revisar lo que dice el artículo 201 del Reglamento de Orden y Disciplina de la Asamblea Legislativa, para darnos cuenta que este se siguió al pie de la letra:
"Artículo 201. Procedimiento
Toda elección deberá hacerse por papeletas que contengan los nombres y apellidos de los respectivos candidatos, las cuales no serán firmadas por los votantes. La Secretaría, antes de proceder al escrutinio contará el número de papeletas para verificar si éste coincide con el número de votantes. Hecho el escrutinio por el Directorio, la Secretaría anunciará a la Asamblea su resultado, y el Presidente expresará quién o quiénes han sido elegidos. Para que haya elección se necesita la mayoría absoluta de los votos presentes. El voto del diputado que dejare de elegir o que se retirare cuando se estuviere verificando la elección, se sumará en favor de quien hubiere obtenido el mayor número de votos; pero si resultare empate en la votación y si repetida ésta, diere el mismo resultado, entonces la suerte decidirá a qué personas se adjudican los votos de los que se ausentaren o hubieren dejado de elegir."
La elección para Presidente del Directorio inició con el quórum debido. Se llamó a los diputados a retirar las papeltas, escribieran el nombre del diputado de su preferencia y la depositaran en una urna. Este artículo, al señalar que las papeletas no deben ir firmadas por los votantes, indica que la votación es secreta. Ahí queda resuelto el primer misterio sobre si el acto debe ser o no secreto.
Se critica a la diputada Saborío que sumo 30 votos ausentes a los 26 votos que recibió el diputado Luis Gerardo Villanueva. Nuevamente la Presidenta actuó apegada a la ley, pues el artículo 201 señala que si un diputado se retire cuando se estuviere verificando la elección, ese voto se sumará a la mayoría.
Ahora bien, se dice también que al haber salido 30 diputados en medio de la votación, hay una roptura del quórum y por lo tanto la elección no es válida. Discrepo de tal interpretación por lo siguiente:
1. Como lo indica el artículo 40 del Reglamento, las votaciones son un acto ininterrumpido, por lo que una vez que se inicie una votación, por nada del mundo se puede suspender esta. Ni siquiera por un supuesto rompimiento de quórum.
2. ¿Por qué supuesto rompimiento cuando fue evidente? Porque aun si quien preside en ese momento sabe que no hay la cantidad de personas requeridas para sesionar, este debe hacer un acto formal para llamar a los diputados a que ingresen nuevamente al recinto (artículo 34 del Reglamento) y si transcurridos 15 minutos no se reestablece, se pasa lista para verificar quiénes se encuentran en el salón de sesiones.
Sumando la primera razón, con la segunda, es claro que una votación no se puede suspender por nada del mundo, ni siquiera por motivos de quórum, dado que el acto de votar es absolutamente ininterrumpido.
Por tanto, como la votación empezó con el quórum de ley y fue en el transcurso de esta que un número de diputados abandonó el salón de sesiones, y como es imposible suspender la votación para verificar el quórum, este se debe dar por existente. Además, dado que estamos ante el caso de una elección, debe aplicarse la disposición del Reglamento en su artículo 201, el cual señala que los votos de los diputados que se retiren al momento de una votación se sumarán a quien obtenga la mayoría.
Dicho todo lo anterior, la elección del diputado Villanueva como Presidente es legítima y legal según las disposiciones reglamentarias.
Los alegatos de la oposición al decir que don Luis Gerardo resultó electo solo por 26 votos es culpa exclusivamente de la oposición, pues ellos teniendo mayoría (30 votos), se retiraron del salón de sesiones. La pregunta es simple: si tenían efectivamente mayoría de 30 votos, ¿por qué oponerse al voto secreto y retirarse sin votar?
Si tan consolidados están los 30 diputados, la forma de votar es lo que menos debería preocuparles. Pero la realidad es que no confían en su proyecto, ni en ellos mismos. Clara señal de que esa coalición es fracasará con el tiempo, y que es absolutamente inconveniente para el país.
Ahora bien, una cosa es el deber ser de la norma y otra cosa la realidad. La oposición al retirarse, armar escándalos e impedir que la sesión de instalación del Directorio se realizara con normalidad, mete a la Asamblea en una situación no contemplada en ningúna parte. Si además agregamos que el diputado Villanueva renunció a su elección, el panorama se complica más para poder elegir al Directorio para esta legislatura.
El problema en realidad no debería ser tan difícil de solucionar. Los diputados vuelven, votan de forma secreta por quien quieran, se cuentan los votos y fin de la historia. Sin embargo, dos situaciones se mantienen:
En primer lugar la negativa de la oposición de votar en forma secreta. No me explico cómo es moralmente defendible que se coaccione de diversas formas a los diputados para que voten de forma determinada. ¿Cuándo dejó el voto secreto de ser el más democrático de los medios para elegir? El cuento de los lapiceros con tintas distintas, asesores vigilantes atrás y cambio de curules para que un diputado "marque" a quien tiene a la par, no es democrático. Parece ser olvidan que los diputados, más que representar posiciones partidistas, lo son por la nación, tal como lo indica nuestra Constitución. De ahí que no pueden verse sometidos a presiones para forzarles el voto de una u otra forma.
Aquí deben negociar políticamente las partes, para definir el mecanismo de votación. Sin embargo, este debe ser democrático y asegurar que un diputado emita libremente su voto, sin verse sometido a presiones.
La segunda situación refiere a quién preside la sesión, en vista de que aparentemente no hay nadie. Podrán darse muchas interpretaciones, y yo doy la propia.
Luis Gerardo Villanueva fue elegido ayer Presidente de la Asamblea y aunque en principio él renunció a dicha elección, esa renuncia la debe conocer el órgano que lo eligió (o sea el Plenario). Como este no se ha reunido, la renuncia no se ha conocido y por tanto no se debe tener como efectiva. Por lo menos mientras se resuelve la crisis.
Sin embargo, esto es políticamente inviable. La oposición no volverá a sesionar mientras Villanueva esté y tendrá que buscarse otra solución, aunque dudo que haya forma que esto se resuelva en la Asamblea. Habrá que ver las salidas imaginativas que salgan.
1 comentario:
Considerarán estos señores(as) diputados(as) la necesidad real de Trabajar en Equipo y de BUSCAR SOLUCIONES por un BIEN COMUN ?
Publicar un comentario